El director griego Yorgos Lanthimos puede no tener un gran reconocimiento comercial, pero con las películas que tiene llega a marcar un estilo y temática que rompen con lo que busca y establece el cine moderno. En este ensayo se analizarán 5 de sus películas alrededor del estilo del director para crear su universo, las cuales serían: “Kinetta” (2005), “Dogtooth” (2009), “Alps” (2011), “The Lobster” (2015) y “The Killing of A Sacred Deer” (2017).
El ensayo es creado como fundamento de que la idea del director a estudiar se basa en una exploración de la sociedad humana, removiendo o modificando rasgos claves. Esta acción hace evidente que el comportamiento sobre una situación es directamente afectado por los sentimientos humanos y no por la lógica. Una visión distópica de la humanidad, pero evitando caer en metáforas tiránicas directas como son visibles en los clásicos del género como “1984” (Orwell), “Un Mundo Feliz” (Huxley) o “Rebelión en la granja” (Orwell). Lanthimos, a diferencia de los autores clásicos no enfoca su universo distópico en la lucha del ciudadano contra el poder tiránico, sino sobre la vida del personaje en una situación como las presentadas. De esta manera logra crear historias que pueden fluir por diferentes géneros cinematográficos como lo son el drama, el terror o el romance de manera fluida.
En palabras simples, se descubre cómo funcionan las ideas del director que se basan en eliminar rasgos humanos en cualquier situación social. Estos rasgos podrían ser conceptos como el amor, el miedo, la amistad, el respeto al ser humano o el respeto hacia el luto para poder crear sus personajes haciendo obvio un paralelismo hacia el ensayo de Nietzsche sobre la moral de amos y esclavos en su ensayo “La Genealogía de la Moral” que estaremos viendo.
Se explora desde la historia de tres amigos que buscan recrear escenas de crímenes violentos de manera metódica hasta un mundo en el que se ignora el amor y las conexiones humanas se basan en la lógica y rasgos superficiales. Lanthimos busca establecer un universo en el que puede crear reglas que salen de nuestra lógica, pero a la vez logra que las situaciones sean creíbles y que el espectador se quede convencido de la situación en pantalla.
Se podrá apreciar la manera en la que el director crea este universo distópico y cómo moldea a sus personajes idiosincráticos para que tengan su sello autoral. También veremos la manera en la que utiliza los movimientos de cámara, angulaciones y distancias. Así también la iluminación que busca normalizar el universo y la manera en que utiliza los recursos sonoros tanto diegéticos como extradiegéticos para creernos la historia que vemos por más absurda que parezcan sus situaciones.
Cabe destacar que después de conocer la manera en la que crea su narración, se podrá hacer un mejor entendimiento de cómo logra utilizar de manera creíble y única su combinación de drama, terror y humor negro que lo hace tan peculiar.
I. CREANDO UNA DISTOPIA
“Una distopía o antiutopía es una sociedad ficticia indeseable en sí misma.”
Sergio Hernández Ranera – 2018
El cine de Yorgos Lanthimos es un cine basado en la idea de una distopía. Un mundo en el que las reglas no son iguales al mundo real. Normalmente llevan una carga negativa marcada, pero Lanthimos busca que el mal que acecha a los personajes, venga de adentro de ellos, haciendo así que sus historias sean más que todo los conflictos internos de los personajes y cómo la resolución de estos conflictos internos llega a afectar el conflicto externo. El caso de “Kinetta”, su primer filme, tiene a tres personajes que recrean escenas de homicidios violentos, pero llegan al punto en el que utilizan guiones y los siguen al pie de la letra, sin emociones, hasta que la línea entre la vida de ellos y la de los diferentes personajes
que interpretan se nubla.
Una de las características de las distopías es que se basan en la deshumanización. Una manera en la que los personajes son despojados de sus características humanas, valoraciones éticas o personalidad. En su película del 2015 “The Lobster” el director ha creado un mundo en el que, si no tienes pareja, eres forzado a que te conviertan en un animal. Estos tipos de conceptos traen a la mente ideas tiránicas en los que se obliga a los personajes a realizar acciones con las cuales ellos no están de acuerdo. La manera en la que el director le da la vuelta a este concepto para que no se sienta que tiene una agenda política es haciendo que sus personajes acepten la realidad en la que viven y nunca se cuestionen la moralidad o sentido de la misma. Con “The Lobster” podemos verlo desde el inicio de la película. Su segunda escena es con el protagonista, David, hablando con su esposa, quien le dice que se enamoró de otro hombre y que ya vienen a buscarlo a él. David es llevado a un hotel donde le explican las reglas, si no consigues una pareja en 45 días, serás convertido en un animal de tu elección. David nunca intenta está en desacuerdo con estas reglas ni las pone en duda. No hay ningún tipo de miedo en ningún momento, solo aceptación. Mientras que en otras películas basadas en distopías como lo es “Blade Runner” en la que los androides llamados replicants, se levantan contra sus líderes porque piensan que ellos pueden ser humanos, se pone a la humanidad o raza contra el sistema que los oprime y comienzan a luchar contra este activamente, haciendo que el conflicto sea en su mayoría externo.
He aquí la primera característica del cine de Lanthimos. En ningún momento del filme los personajes piensan en ir en contra del sistema que les controla su futuro, lo más que hacen es intentar salir ellos mismos a través del desarrollo de sus conflictos internos para luego quedar en otro sistema parecido. Un pensamiento nihilista en el que el espectador puede darse cuenta que no importa tu inclinación social o política, siempre serás oprimido o controlado de alguna manera. Este mismo tipo de distopía modificada la vemos en “Dogtooth” en la que 3 hermanos viven encerrados en su casa siendo obligados a vivir bajo una realidad controlada por sus padres en la que estos hermanos ya adultos, tienen un vocabulario extraño creado por sus padres y no conocen nada afuera de los muros de la casa. Incluso llegan a pensar que los gatos son los más temibles depredadores de la humanidad y jamás deben acercarse a uno. La situación es una clara censura de una pareja que busca cuidar a sus hijos de una manera extrema para su propia satisfacción. La realidad de la normalidad del mundo exterior es escondida de la misma manera
en la que los autores Huxley y Orwell jugaban con el acceso a la información en sus libros “Un Mundo Feliz” y “1984” en los que muestran una sociedad bajo reglas sobre la información que pueden consumir o no. Este tipo de universos le funcionan al director para poder trabajar cualquier tipo de historia que se le ocurra y que no tenga que respetar las reglas del mundo real. Hasta cierto punto se puede decir que trabaja a base de una fantasía pero lo interesante es que Lanthimos logra que este mundo fantástico tenga rasgos muy marcados del mundo real que nos creemos su historia fácilmente. En “The Killing of a Sacred Deer” podemos ver esto claramente. Durante todo el primer acto, el universo diegético que crea el director en su historia es totalmente normal. Tenemos a un cirujano, Steven, quien tiene una familia e hijos y viven en un barrio normal de clase alta y no hay nada fuera de lo común, incluso cuando conocemos al antagonista, Martin, quien parece ser un chico que solo busca y extraña el amor de su padre fallecido. No es hasta ya estar dentro del segundo acto, casi a los 50 minutos, que se nos comienza a revelar la parte extraña de este universo y cómo Martin se revela como un controlador con poderes ilimitados sobre la realidad de Steven.
El manejo del director de los códigos visuales llega a ser un elemento que destaca sus películas. Una de las técnicas que utiliza es el manejo de la iluminación. El director busca negar cualquier tipo de iluminación fantástica, irreal o un rechazo a las luces de colores neones que se puede encontrar fácilmente en el cine de ciencia ficción como en “Blade Runner” de Ridley Scott con su universo futurista o cualquier propuesta sobre-estilizada. Todos los filmes de Lanthimos trabajan con una iluminación práctica o se hace un esfuerzo para que parezca lo más natural posible. Esto produce un efecto de familiaridad espacial con el espectador que en el mundo real está acostumbrado a que nada esté iluminado perfectamente. Lanthimos llega a utilizar las sombras no como elemento dramático sino como énfasis de que las situaciones presentadas no son solo un filme, sino situaciones “reales” con las que el espectador puede conectar. En “The Killing of a Sacred Deer” podemos ver esto en los decorados de la habitación del protagonista y su esposa en la que vemos cómo la mujer enciende luces justamente para poder rellenar la habitación de luz utilizando lámparas propias del decorado sin tener que recurrir a la iluminación suave y pareja utilizada en la cinematografía comercial. En ese mismo decorado también se cuenta con un plano general que revela que hay oscuridad en las demás habitaciones, justo como en una casa normal. Lo mismo llega a hacer en sus demás películas donde los decorados también siguen estas mismas reglas. En “Dogtooth”, la casa en la que la película sucede no solo utiliza la luz de las lámparas del lugar, sino que también llega a combinarlas con la luz natural por medio de grandes ventanas. En el caso de ese último filme, la decisión es tomada para hacernos entender que esta es la realidad de los personajes y así el espectador podrá entender que no hay nada extraño en sus vidas, aunque desde un punto de vista exterior, la situación presentada es una locura.
También podemos apreciar a lo largo de su filmografía, tomando en cuenta sus últimas tres películas mayormente el uso de teleobjetivos en su cámara que contrario a lo que crea con su puesta en escena, busca sacar totalmente del ambiente creado al espectador y da una sensación de que observa todo desde lejos. En “The Killing of a Sacred Deer” se aprecia de manera más exagerada como el director coloca su cámara a grandes distancias de los personajes, pero utiliza el zoom para entrar a primeros planos o planos medios, y comienza a salir más y más hasta obtener planos generales. Esto lo hace para crear la sensación de que no somos parte del drama, sino que somos simples espectadores que solo observan desde afuera. Este efecto es el que mantiene el universo diegético de Lanthimos como si fuera un zoológico o un lugar en el que no podemos entrar. Esto parece ser algo contrario a lo que quiere lograr con su puesta en escena, pero es la combinación de estos elementos con los que el director logra su estética única.
La dirección de arte en el espacio de los filmes juega un papel fundamental para la creación de la distopía estilizada del director. Buscando siempre la normalidad y formalidad de sus personajes. Está prohibido utilizar colores brillantes y siempre habrá cierta afinidad por los colores pasteles y la ropa formal. Con “The Lobster”, se logra apreciar la combinación de todos los elementos espaciales del director. Por otro lado, podemos ver en su filme “Alps” algo que parece salirse de la convención con el decorado del gimnasio que cuenta con azules fuertes y naranjas, pero la colorimetría trae la paleta de colores de vuelta a una sensación de unidad y de monocromatismo. Aunque esta haya sido su película más colorida, logra ser unida a su universo cinematográfico con la postproducción y su utilización de colores complementarios.
Conseguir esta estética es posible por una decisión que une el método de producción de todos sus filmes, grabar en película y no en digital, mayormente utilizando películas Kodak y añadiendo más grano en post producción. En la revista británica British Cinematographer, Thimios Bakatakis, director de fotografía en “Kinetta”, “Dogtooth”, “The Lobster” y “The Killing of a Sacre Deer”, explica como es la filosofía de Yorgos Lanthimos en cuanto al uso de la luz con la frase “The future has the same light as today”, una frase con la cual se confirma que las historias distópicas no tienen que ser necesariamente de ciencia ficción futurista y estilizado, sino que es sobre la exploración de la sociedad en un futuro pesimista.
Para lograr terminar el conjunto que crea esta distopía, el director añade música. Las bandas sonoras que utiliza son arreglos de composiciones clásicas, por ejemplo, en “The Lobster” el tema con el que conocemos al protagonista y el tema con el que comienza el trailer es El Cuarteto de Cuerdas No°1 en Fa Mayor, Op No.1: Adaggio affetuoso ed appasionato de Beethoven, pero es una versión interpretada por el cuarteto de cuerdas de Juilliard, de hecho, la mayor parte de la banda sonora se trabaja de esta misma manera. Este tipo de música es utilizada para que el espectador tenga una sensación de atemporalidad. Son temas escogidos justamente para que no se puedan poner las historias en un tiempo específico, pero se entienda que algo está mal. De igual manera utiliza piezas de origen soviético para el filme, así como lo es “Schnittke” cuya armonización se basa en la disonancia de las notas y la incomodidad sonora. A la hora de utilizar canciones modernas, las utiliza únicamente para enfatizar algo, con “The Lobster” la música electrónica se utiliza para mofar el acto de bailar solo en un lugar repleto de personas lo cual crea un contrate audiovisual potente. En “The Killing Of A Sacred Deer” utiliza la canción Burn de Ellie Goulding, pero interpretada por una de las actrices y funciona por la asociación de letra y situación que va a presenciar la familia del filme.
El mundo distópico que crea Lanthimos puede tener influencias en los miedos generados a finales de los años 30 con la guerra en la que se pensaba que el mundo cambiaría y seríamos controlados por un nuevo orden como lo expresa Orwell en su libro “1984”. Estos miedos de post guerra generaron la idea de los mundos distópicos en los que se modifica la normalidad, pero siempre se hizo desde un punto de vista tecnológico y/o político. Lanthimos toma estas modificaciones sociales y las utiliza para su universo añadiendo influencias surrealistas en las que propone que cualquier cosa, por más absurda que sea como que te conviertan en un animal de tu elección, puede pasar y la sociedad aceptaría esta nueva normalidad. Las distopías creadas por el director no busca ser la clásica futurista de la ciencia ficción o del steampunk, sino que busca ser un futuro cercano y fantástico.
II. LA IDIOSINCRACIA DE LOS PERSONAJES
Si hay algo que llama la atención de las películas de Lanthimos, son sus personajes. Es evidente desde cualquier película de su filmografía que la manera en la que el director maneja a sus actores es peculiar y esto tiene mucho que ver con la construcción de su universo. Las características de los personajes que habitan en las películas del director son muchas, comenzando con la falta de empatía entre ellos. Esto lo vemos en “Kinetta”, por cómo los 3 personajes principales recrean los crímenes sin ningún tipo de asco, ni dolor, solo lo hacen porque sí. Es esta técnica la que Yorgos Lanthimos utiliza para eliminar rasgos de la psiquis humana para amplificar la rareza de su distopía. En “The Lobster” tenemos personajes que ignoran el concepto de amor y basan sus decisiones sobre las necesidades sexuales o rasgos físicos en común con las demás personas como si fueran robots o parte de una inteligencia artificial que ignora la humanidad. Es un concepto inverso al que presentaba Ridley Scott en “Blade Runner” donde los replicants buscaban sentirse humanos a través de estos rasgos que Lanthimos a propósito elimina de sus personajes. En “The Killing of a Sacred Deer” es la primera vez que se llegan a apreciar personajes más emotivos, pero el director, aun así, decide jugar con la psiquis. Los niños de la película actúan y hablan como adultos, tomando decisiones inteligentes y llevando la contraria con fundamentos sólidos, esto es muy parecido a lo que Lanthimos hizo en “Dogtooth” en la que llevó a 3 hermanos adultos a actuar como niños y mantener una madurez mental inocente e infantil que se creen cualquier cosa y no tienen miedo a pasar pena con bailes extravagantes y desordenados frente a otras personas.
Esta dinámica entre personajes es un juego de poder sobre la moral. Nietzche, en su ensayo “La Genealogía de la Moral” explica cómo la diferencia de poderes afecta las decisiones morales de cada persona. El autor pone en duda lo que es bueno y malo para cada persona dependiendo de su estatus tanto social como psicológico, explicando que todo depende del circulo o relación que compartas con la otra persona. Para una persona oprimida la moral no lleva las mismas reglas que para el opresor, quien tiene una filosofía de vida diferente. Lanthimos juega con este concepto filosófico en sus filmes. Cuando vemos “The Killing of a Sacred Deer” vemos como el director busca nublar la línea de la moralidad haciendo una inversión de poderes entre sus personajes. Steven comienza teniendo el poder y el siente que no tiene por qué sentir culpa por la muerte de alguno de sus pacientes ya que en su mente es un excelente cirujano, hasta que Martin se revela como el verdadero poder de la película y comienza a buscar justicia por su padre. Esto termina llevando a Steven a un nivel de poder más bajo en el que su moral queda invertida y le toca hacerse cargo de decisiones difíciles, como a que miembro de su familia matar y obligándolo a ponerle un valor utilitario a cada uno.
Este intercambio de poderes es complementado por el uso de actuaciones vacías. El director se encarga de que el actor refleje lo menos posible con sus expresiones faciales o movimientos corporales y que estas solo sean utilizadas para realizar acciones necesarias para la trama y así poder crear una incomodidad en el espectador y a la vez lograr darle más relevancia al texto. Tanto así que Lanthimos se niega a darle nombres a sus personajes para que carezcan de cualquier tipo de lazo emocional. En “Alps”, los cuatro personajes principales son solo conocidos como “Nurse”, “Ambulance Man”, “Gymnast” y “Lighting Shop Owner”. Este concepto pone en duda los principios de Parménides sobre la identidad y la no contradicción que habla sobre lo que es una persona y qué la hace única. Esto sostiene que todos los seres humanos somos diferentes, con diferentes gustos y diferentes pensamientos con diferentes formas de expresarlos. Lanthimos dice con sus personajes que olvidemos esos principios filosóficos y pensemos en cómo serían las personas si no fueran únicas psicológicamente, si la identidad y personalidad fueran inexistentes y una persona no es más que su físico y lo que hace. Esto crea una situación en la cual para entender como se siente un personaje, este debe explicarlo y decirlo de la manera más clara posible, teniendo como resultado una relación entre personajes que parece robótica.
En el cine convencional, cada vez que un actor entra en una escena lo vemos moviéndose por el decorado, tocando cosas, expresándose de alguna manera, pero Lanthimos busca lo contrario, una puesta en escena estática que ayuda a la transmisión del mensaje. En “The Lobster” lleva esto un paso más lejos. En la escena del autobús en la que David habla con Biscuit Woman y todo lo que dicen luego es repetido por la narradora con las mismas palabras y falta de emoción. El uso de narración es usado comúnmente para ampliar la historia de alguna manera o explicar algo, pero Lanthimos decide utilizar el recurso para insistir en alguna línea de su texto sin tener que recurrir a actuaciones dramáticas.
Otra manera que utiliza el director para separarnos de la mente de sus personajes en los filmes analizado es su manera de colocarlos en el cuadro. Para lograr una desconexión entre el espectador y el mundo en el que viven las películas, es necesario poder ocultar algunas partes claves del actor. En la película “Alps” vemos como de manera elegante decide mostrar a la protagonista abrazada a un señor, pero solo de los hombros hacia abajo y hace esto por varios segundos, técnica que vuelve a utilizar en “The Killing of A Sacred Deer”. En la misma película se encuentran planos que están a propósito muy fuera de poco para aumentar la desconexión. El espectador no tiene que sentirse identificado con los personajes. La función del espectador en estos filmes es de consumir la historia justo como se presenta y ya. En “The Lobster”, la segunda escena, lo primero que vemos es a David, pero estamos posicionados a 45 grados detrás de él o en “The Killing of A Sacred Deer” tenemos planos en los que vemos a Martin desde la parte de atrás de la cabeza. Es curioso como estas tomas de seguimiento en la que vemos al personaje de espalda son estéticamente iguales a las que utiliza Gaspar Noé en su película “Enter The Void”, pero llega a tener un significado opuesto. Mientras que Gaspar Noé utiliza la técnica para literalmente meter al espectador a la mente del personaje, Lanthimos lo hace para alejarnos de los suyos.
Los personajes en las historias del director solo buscan vivir en una comodidad propia y en ningún momento se intenta salvar el mundo o cambiarlo. Este pensamiento egoísta es sustentado por el libro “Introducción a la Filosofía Moral” de James Rachels quien cuenta que el ser humano no hace nada desinteresadamente. Toda acción humana es motivada por el interés propio, escribe el autor. Bajo este principio nos damos cuenta que, aunque no estemos de acuerdo con los personajes de Lanthimos, estos son más humanos de lo que pensamos. Una hija que intenta escapar de una familia que le niega el mundo exterior en “Dogtooth”. Un hombre que dice que quiere lo mejor para su familia, pero termina matando a su hijo en “The Killing Of A Sacred Deer”. Una mujer que busca ser parte de una familia nuevamente, aunque sea suplantando a un muerto en “Alps”. Un grupo de amigos que solo buscan divertirse entre ellos recreando masacres en “Kinetta” y finalmente un hombre que busca una pareja solo para no ser convertido en un animal en “The Lobster”. Se vuelve obvio el origen de la distopía creada por Lanthimos ahora. Son sistemas tiránicos que llevan a las personas a realizar actos egoístas para poder sobrellevarse a ellos mismos. Es una evolución de personaje que va de no sentir nada a una liberación psicológica que lo lleva a cambiar su perspectiva del mundo.
CONCLUSIÓN
El cine creado por Yorgos Lanthimos podría considerarse cine de autor, por lo menos por sus primeras cuatro películas que se han analizado. Este estilo es el que ha llamado la atención del público en los festivales y lo ha llevado a crecer como cineasta y a ser cada vez más reconocido. El estilo que ha creado el director servirá de referencia para los futuros directores que buscan crear con una visión diferente y arriesgada al cine comercial convencional.
Esto también enseña que una distopía puede ser más que una experiencia de ciencia ficción o futurista, sino que también influye mucho el estado mental del personaje por la deshumanización que se le establece. Una utopía no es solo una opresión, sino una situación en la que se vive y aunque el conflicto dramático no sea contra el gobierno o el poder tiránico que se presenta, sigue habiendo un elemento psicológico que afecta el comportamiento social de los personajes. El estilo del director no solo rompe con el molde de lo que es una distopía, sino que también abre caminos a nuevas maneras e ideas para manejar este tipo de conceptos.
Con este análisis se ha descubierto que lo que hace Lanthimos no es solo crear una estética simple con personajes raros, sino que logra sustentar sus decisiones estilísticas y narrativas con un trasfondo filosófico y sociológico en el que busca cambiar las reglas del mundo como lo conocemos y presentarnos una versión distorsionada, pero a su vez lógica del mundo. Estos son los principales sellos autorales del director griego Yorgos Lanthimos.