“Cinema Paradiso” es una carta de amor al cine. Una visión honesta y melodramática sobre la importancia del cine en la vida de un amante de la cinematografía.
Este es un filme italiano de 1988 dirigido por Giuseppe Tornatore. El director busca narrar la historia de un niño llamado Toto, amante del cine que se hace amigo de un proyeccionista llamado Alfredo que trabaja en el Cinema Paradiso, un cine en un pequeño pueblo italiano. Este le enseña a Toto como utilizar el proyector del cine, cosa que cambia su vida.
No tengo palabras para describir el filme. Es una de las obras más hermosas que he visto en mi vida. Aunque utiliza los clichés más manipulativos y viejos del cine, los hace funcionar a la perfección. Te dejas llevar a través del amor de Toto y su crecimiento como proyeccionista y humano.
El discurso del filme no es tan profundo, pero busca tocar tu corazón. La película habla sobre como el cine puede llegar a tocar a cualquier persona sin importar sus creencias religiosas, políticas, educación o edad. Llega a retratar la visita al cine como si fuera un ritual en el que el mundo exterior deja de existir por completo y solo importas tu y la pantalla. El cine como un lugar seguro, en el cual puedes llorar, reír, odiar y vivir experiencias que de otra manera no podrías conocer jamás. La historia brilla en su uso de la melancolía para generar emociones. Creo que entre más viejo eres, más te impacta esa película. Te hace recordad como se sentía ser un niño y poder soñar.
Una de los temas que toca, de manera semi sutil es la censura. Como un cura comenzaba a censurar escenas que le parecían obscenas y las hacía cortar de los filmes para que la gente no las viera. Temática que tocan al principio y al final de la película solamente. Literal la última escena es el resultado de este tema de la censura y como utilizan esos mismos elementos para que Toto logre cerrar todo el capitulo de su vida en el que era joven.
Para mí, por lo menos, como aspirante a cineasta y amante del cine, me hace recordar por qué amo tanto este medio. El poder sentir el poder que tiene el séptimo arte para transmitir historias y/o ideas es algo que cambia vidas. Esta película me hizo recordar cuando era muy pequeño y veía “Jurassic Park” en televisión y soñaba con poder adentrarme en un mundo como ese. El poder que tiene el cine es asombroso.
Es increíble como Tornatore logra captar el impacto que Alfredo llega a tener en la vida de Toto y como siempre lo apoyó e impulsó a ser más que un simple proyeccionista. Al final, esa es la evolución de la vida. Todos trabajamos para que los que vienen después puedan lograr cosas aún mejores. En este caso, la misión de Alfredo era impulsar a Toto a convertirse en cineasta.
El guion es excepcional. La manera en la que maneja al espectador y te dirige a través de esta historia es inigualable. Aunque utilice una estructura de flashback, es muy fácil de entender.
Me maravilla como el Tornatore utiliza la música extradiegética, compuesta por Ennio Morricone, cae justamente en los momentos exactos en el que tu corazón está más sensible al momento y queda rompiéndote por completo. Nunca esperé que esta película me fuera a tocar tan fuerte.
Aunque cuenta con una historia de amor en medio, esta nunca llega a ser tan relevante para la historia, pero hasta donde sé, sí se le da un cierre en el directors cut. En mi opinión, la mejor versión para ver es la clásica versión internacional.
Cabe recordar que esta obra te dice que una historia no necesita ser loca, exagerada, con 3000 kilos de CGI para llegar a tocarte o moverte de alguna manera. Es una película sobre el amor al arte y el arte puede ser simple.
Es una película obligatoria para cualquier amante del cine. Si no han visto “Cinema Paradiso” deben verla lo antes posible.
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