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“La Haine” Analizando un grito de odio

la haine - poster

“La Haine” o “El Odio” en español es una película francesa de drama y crimen de 1995 dirigida por Mathieu Kassovitz que rápidamente se convirtió en una de los mejores filmes que he visto.

El director comenzó a escribir esta película luego de hechos de violencia policial sucedidos en 1993 que lo marcaron fuertemente. No tuvo otra opción que escribir una película que denuncie esto. Sorprendentemente los temas tratados en el filme siguen siendo válidos en estos tiempos y en cualquier lugar del mundo.

Hay que comenzar explicando de qué se trata “La Haine”. Tres amigos, Vinz (Vincent Cassel “Black Swan”, “Jason Bourne”) un judío, Hubert (Hubert Koundé“Gangsterdam”, “The Constant Gardener”) un negro y Said (Said Taghmaoui“John Wick Chapter 3 – Parabellum”, “Wonder Woman”) un árabe. Simplemente los seguiremos por alrededor de 20 horas y luego la película terminará. Es solo 1 día junto a ellos en un barrio francés tenso por diferentes disturbios con la policía, sin mucho más. La clave es que en realidad el protagonista de esta historia es un revolver. Un policía pierde su revolver en una manifestación y este revolver queda en las manos de Vinz, quien es un chico con problemas de ira y que tiene mucho odio en su interior. El revolver aparecerá una y otra vez subiendo la tensión del filme y esto solo es afirmado por un reloj que aparece varias veces sobre fondo negro dictando que falta poco para que algo suceda.

La tensión es uno de los múltiples elementos que hacen que “La Haine” sea incomparable a otros filmes. El uso de ese reloj te mantiene pegado. Algo se aproxima, pero no sabes qué es. Poco a poco la hora final se acerca y no puedes despegar tus ojos. El sonido del tic tac, la pantalla negra y el hecho de que el revolver sigue apareciendo sin ser disparado te engancha a la silla. El reloj, junto a el revolver se convierten en lo que dice el principio de la pistola de Chekhov. Este principio determina que cuando pones un elemento en un plano cinematográfico, debes utilizarlo. Nada está de adorno y todo cumple una función. El espectador sabe esto inconscientemente, las menciones al revolver y la aparición del mismo no son mera casualidad.

Desde el inicio comenzamos a meternos de lleno en los personajes. Estos tres amigos son distintas caras de la misma moneda. El barrio francés reprimido que quiere paz por cualquier medio y los tres tienen ideas diferentes de cómo abordar la situación tensa que hay en la historia. De aquí nos damos cuenta que la decisión estilística de hacer el filme en blanco y negro no es casualidad. Esta estética nubla un poco la raza del grupo de amigos, ya que en esta historia eso no importa. Realmente da igual que seas judío, negro o árabe, lo que importa es que eres parte de este barrio en ebullición. Obviamente, el monocromo le da un estilo visual alucinante con la dirección de fotografía. Cuando vez “La Haine” sientes que es un filme en que el cinematógrafo (Pierre Aim) saca todos los trucos de cámara que conoce y los pone en práctica. Desde una toma imposible contra un espejo mientras que Vinz imita a Travis Bickle de “Taxi Driver”, hasta un Dolly- Zoom asombroso sobre las calles de parís que funciona como una metáfora visual directa a como una ciudad se traga a sus habitantes y los tiene de rehenes. El filme se cuenta casi todo con tomas largas y con una dirección compleja que muchas veces requiere la participación de docenas de personas que logran este sentir de barrio. Casi en cada escena puedes hacer un screenshot y tener una imagen fuerte y perfectamente compuesta. La fuerza visual que el director y el director de foto han impreso sobre esta película es algo que te deja sin aire. La luz llega a ser un elemento vital para afirmar la seriedad de las distintas situaciones en las que estos amigos se meten.

Hay otro elemento que llama mucho la atención desde el principio y es su montaje. El filme cuenta con varias transiciones impactan y cortan duro. Esto es algo común en las películas icónicas del cine francés. El elemento que es utilizado en “La Haine” para realizar estos cortes son los disparos, reales o ficticios. Un gran sonido, un flash y boom… estamos en la próxima escena. Es un pequeño elemento que me lleva mucho al estilo de la Nouvelle Vague solo que muchísimo más agresivo, pero es necesario ya que esta película se trata sobre la agresión.

Al fin y al cabo, lo más importante es la historia y lo que busca contar. “La Haine” es un filme que cambia tu vida. Inicia con un pequeño monologo que cuenta la historia de un hombre que se lanza de un rascacielos y cada vez que pasa un piso se dice a si mismo: “por ahora, todo está bien” repetidas veces y termina con la reflexión de “cómo caigas no importa, sino cómo aterrizas”.

Esto amarra directamente con la historia. Estas 20 horas por la cual seguimos a los personajes, son las últimas horas de uno de ellos, pero ninguno lo sabe. Está lazándose al vacío por medio del odio. Una ira. Es a la vez una metáfora sobre la sociedad y cómo se siente estar tanto tiempo reprimido. Siendo empujado, ignorado o maltratado por las otras clases políticas, económicas o de poder. “La Haine” es un grito al aire de estas cosas. Una huelga, una bala que viaja a gran velocidad y solo espera el impacto. Eso del arma y del reloj que se marca durante toda la película, nunca llevan a ningún lado y es porque uno nunca sabe cuando o qué es lo que inicia el final o el clímax de la situación, justo como la sociedad hoy en día. Por más que finjamos saber el futuro y que sepamos que no aguantamos tanta represión, siempre aguantamos más, la hora cada vez se vuelve más lejana. El final es inesperado y rápido.

El tema principal de la película es el odio. Me hace preguntar muchas veces cómo es que vivimos con tanto odio sin explotar. El ser humano ahora vive cansado y estresado cada día. Las huelgas se han tornado diarias y la brutalidad policial ahora es algo común. Vinz es la clara representación de esto y me resulta muy curioso como al final, tanto odio no lleva a nada. El odio no es un sentimiento natural del ser humano, podemos decir muchas cosas, pero nunca nos convertirá en malas personas si intentamos forzarlo. Algo asombroso es la manera en la que la temática es vista desde diferentes puntos de vista a lo largo de la película. Es como si cada secuencia te hablara y te contara una pequeña historia. Cada personaje tiene su manera de hacerlo y Vinz es el más volátil. Él carga siempre ese revolver con el que se llega a sentir que puede comenzar una revolución. Una sola bala puede cambiar el rumbo de la historia y hasta tal punto es cierto, pero no es fácil para nada.

El final vuelve al inicio con una variación del monólogo. Esta vez dice “Es sobre la sociedad cayendo, durante la caída solo se dice a si misma que por ahora todo está bien, cómo caes no importa, sino cómo aterrizas.”

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