Desde el primer año de la carrera en artes cinematográficas nos habían recomendado ver “Mommy”, podría ser por su premio del jurado en Cannes o por su uso no convencional en el momento de mostrar un filme en su mayoría en un formato de pantalla de 1:1. La postergué por mucho tiempo y ahora me arrepiento, porque esta es una joya hermosa.
“Mommy” es un drama escrito, producido y dirigido por Xavier Dolan, el cual en el momento era un joven canadiense de 25 años con experiencia actoral cosa que parece ayudar mucho en su manejo de la puesta en escena.
Esta película cuenta como una viuda, Diane (Anne Dorval – “I Killed my Mother”), intenta criar a su hijo, Steve (Antoine Olivier Pilon) adolescente con problemas de atención y de violencia quien incendió una cafetería y deja en condiciones delicadas a otra persona. Luego de mudarse, ambos conocen a una vecina con problemas de tartamudeo, Kyla (Suzanne Clément – “Lawrence Anyways”), quien comienza a tomar un papel fundamental en esa disfuncional familia de Diane y Steve, logrando formar un vínculo en el que los tres comienzan a ser felices y sus problemas emocionales dan la impresión de desaparecer.
La experiencia de ver “Mommy” puede ser definida como estresante y llena de sufrimiento. Las personas que crecimos en familias disfuncionales sentimos lo horrible de los matices que presentan las situaciones del extrañar, culpar y la tristeza perpetua que es el no estar completo. También está toda la situación de Steve que hace sentir rabia y da ganas de abrazarlo para que entienda que el mundo no está en su contra. Dentro del personaje se gesta odio y desesperación por sus falencias como lo es la incapacidad de prestar atención y cómo el mundo lo juzga por eso, es solo un chico que quiere ser feliz y libre, pero que el sistema no lo deja.
Lo más aparente al ver la película es la decisión estética que es la obra en un formato 1:1 en su mayoría, un literal recuadro de no da espacio para que los personajes respiren ni se muevan cómodamente se convierte en un recurso estético que aumenta las sensaciones y emociones los personajes así como sentir lo encerrado que se siente Steve en ese mundo que nadie lo entiende o el estres que Diane casi volátil que la deja rebotando de un lado a otro en el cuadro, por más que el personaje intente respirar la falta de espacio no la deja, claro, esto es hasta que comienzan a ser felices con el efecto que tiene Kyla en esta familia, incluso podría decirse que este personaje trae consigo algún tipo de discurso queer y cómo es que pueden haber diferentes tipos de familia, abriendo esa conversación.
Me encanta la manera en la que la fotografía funciona. La dirección de fotografía estuvo a cargo de André Turpin quien también trabajó en “Incendies” de Dennis Villeneuve. La fotografía es hermosa y llena de colores pasteles con tonos cálidos y aprovechando al 100% los cambios de aspecto del filme. La calidad y densidad del color puede deberse a que fue filmado en fílmico de 35mm pero en estos tiempos podría ser un muy buen tratamiento de color también, pero eso solo demuestra el talento que hay que tener en el uso de la cámara y el buen gusto de Turpin y Dolan.
“Mommy” entra en esa lista de películas que volveré a ver varias veces, no solo porque su narrativa es buenísima sino porque su estética y su uso de la composición me parecen algo sublime e inspiradoras.
Trailer: