
Sabía que esta película existía desde hace muchísimo tiempo. La ponían en televisión en mi adolescencia y, si mal no recuerdo, hay otras películas de kung fu que van por la misma onda. En una noche como cualquiera, me la encuentro en Netflix. Mi esposa me pedía ver una película divertida y le mencioné que estaba “Shaolin Soccer”; cuando le dije que no la había visto, me dijo: “HAY QUE VERLA, ES GENIAL”. Oh, sorpresa. Ella la conocía y quería verla nuevamente, así que le dimos play. Yo no estaba preparado para lo que se venía.
Una comedia deportiva con kung fu y locura
“Shaolin Soccer” es una comedia deportiva china del 2001 dirigida por Stephen Chow (“Kung Fu Hustle”, “Journey to the West”), quien también protagoniza, dándole vida al personaje de Sing.
La película cuenta la historia de un entrenador de fútbol que comienza a armar un equipo con gente que no sabe nada del deporte: seis hermanos, antiguos maestros de Kung Fu Shaolin, quienes deben aprender a controlar sus habilidades en las artes marciales y utilizarlas para jugar y ganar en la cancha.
Comedia absurda llevada al extremo
Esta es una película que se pasa muy rápido. Puede ser por su hora y media de duración, pero la realidad es que es extremadamente entretenida. La industria occidental nos tiene acostumbrados a comedias que se basan mayormente en chistes hablados y un poquito de slapstick, pero lo que propone Stephen Chow con “Shaolin Soccer” es ir de cabeza al absurdo. Diálogos exagerados, expresiones surrealistas, un universo en el que literalmente todo es posible.
Esto es lo más cercano a ver un anime en live action con una dosis de realidad deportiva. Hacer comedia de esta manera es atrevido, arriesgado y, sobre todo, difícil. Creo que la comedia es uno de los géneros más complicados por su timing, estilo y el intento de balancear seriedad y humor. Pero en este caso, Chow lanza todo por la ventana. Nada es serio: abraza el absurdo, y el espectador lo sabe desde el primer minuto. Patadas tan fuertes que encienden balones en fuego, saltos de diez metros de altura, personas volando tras un golpe… es sorpresa tras sorpresa sin dejarte respirar.
Incluso el equipo del villano se llama Evil. Cero sutilezas, puro golpe de comedia.
Una propuesta que hace falta
Esa falta de miedo al slapstick súper absurdo es lo que hace a esta película especial. Me recuerda mucho a esa sensación que te queda luego de ver alguna película de Baz Luhrmann como “Moulin Rouge!” o “Romeo + Julieta”. Me encanta. Son propuestas arriesgadas que hacen falta en la vida del cinéfilo que suele tomarse todo demasiado en serio.
Realmente, de la película en sí, en un análisis profundo, no tengo mucho que decir esta vez. Probablemente en otro visionado lo haré, pero creo que indagar más en obras como esta es un pecado. A veces lo mejor es simplemente relajarse y dejarse sorprender.
Trailer: