Synecdoche, New York es una de esas películas que me sorprendieron muchísimo. No sabía que esperar y los únicos comentarios que me dieron eran cosas como “presta mucha atención, es de esas películas”.
Escrita y dirigida en el 2008 por Charlie Kaufman (“Anomalisa”, “Im Thinking of Ending Things”). Trae una historia muy extraña con una puesta en escena extravagante. Como les comenté, no sabía que esperar y desde el principio te das cuenta que te estás metiendo en algo raro.
Cuenta la historia de un tipo llamado Caden Cotard (Philip Hoffman – “The Hunger Games”, “The Master”, “Red Dragon”) que es un director de teatro y sufre de múltiples enfermedades. Su esposa, Adele, (Catherine Keener – “Into The Wild”, “Get Out”, “Captain Phillips”) es una artista que un día se va a Berlín y lo abandona. Estas cosas nos llevan a ver como se desenvuelve esta historia de autodescubrimiento de un hombre que piensa en su mortalidad, futuro y presente. Tras eso, comienza a hacer una obra que en concepto es imposible en la que comienza a hacer una obra sobre su vida y se comienza a volver borrosa la línea entre la realidad y la ficción. Una línea que era borrosa desde el principio del filme.
Hay varias cosas interesantes en esta película. Desde su inicio sientes que hay algo extraño sucediendo. Fechas que no concuerdan, personajes que solo existen en el fondo y un universo diegético que es tan real como surreal. Un ejemplo que me encantó fue que en una escena tenemos a Hazel, la vendedora de boletos, comprando una casa. Una casa muy colorida y hermosa, pero en fuego. Hazel camina por la casa viéndola y escuchando a la vendedora hablar sobre las ventajas de vivir en esta casa en fuego y Hazel duda sobre la responsabilidad de tener un nuevo hogar. Toda esta película es así y creo que por más que lo intente no puedo hacerles ningún tipo de spoiler.
Synecdoche, New York es de esas películas que no puedo recomendarle a cualquiera. Es más una experiencia que un simple filme. Se ven las peculiaridades de Kaufman fácilmente, con un estilo visual atractivo de un mundo colorido y una cinematografía fluida y estable por más caótico que sea la escena.
Esto se siente como si estuviera viendo una mezcla de alguna película de David Lynch, como Eraserhead, pero sin la parte escalofriante y mucho más absurda y The Naked Lunch. No absurda de mala manera, sino absurda de la mejor manera. Synecdoche, New York te exige su atención y tu no tienes otra opción que dársela. Es muy disfrutable y única, sin llegar a sentirse pretenciosa de ninguna manera. Es casi un llamado artístico y sin duda esto es algo que ya tiene un sello autoral muy marcado, aunque este solo haya sido el debut como director de Kaufman.
Es interesante sentir como el autor aborda los temas de existencialismo y soledad que te llega a romper el corazón poco a poco. La estructura de los personajes, aunque absurda, llegan a ser fácilmente identificables con el espectador. Las capas de metáfora muchas veces te pasan de largo, pero cuando comienzas a entender como funciona la trama, estas comienzan a ahondar más en ti. Curiosamente, aunque tenga toda esta capa de surrealismo metafórico, se siente ultrarealista. Te crees totalmente lo que sucede en el mundo creado y funciona casi que al 100%. Obviamente, hasta que llegamos a la segunda mitad de la película y vemos toda la obra que se está montando el protagonista.
Lo más difícil es que la historia te deja pensando en tu propia muerte y tu existencia. La lucha de Caden por revivir momentos de su pasado es doloroso de ver y como esta experiencia lo hace desconocerse a el mismo cada vez más.
Al terminar esta película solo me quedó pensar que quiero que todos los que aman el cine y el storytelling en general, la vean.
Trailer: