Plasmar la soledad es una tarea compleja. “Nomadland” lo logra de manera que te rompe el corazón con cada escena. Fern (Frances Mcdormand – “Fargo”, “Isle of Dogs”, “The French Dispatch”), su protagonista, es una mujer de avanzada edad que ha quedado viuda y sin hogar por la crisis financiera del 2011. Su única opción es vivir en un van y viajar sin dinero. Hay una línea muy potente en la que dice “Im not homeless, im houseless” que quiere decir que no es una vagabunda, sino que ella aún es una mujer con vida y que importa, tiene metas y ganas de seguir adelante, solo que vive en su camioneta. El filme retrata un largo periodo de su vida viviendo en la carretera. Logramos ver como hace amigos y se separa de ellos solo para volver a encontrárselos y separarse nuevamente. Este es un tema que pesa por su complejidad social. Los nómadas viven en comunidades, pero a la vez todos están solos y son independientes, cada quien se va y vuelve cuando quiere, pero siempre al cerrar la puerta de su vehículo, están solos. Cada personaje tiene su historia de dolor que ejemplifica la soledad de cada uno. Todos tienen recuerdos de sus hijos, familiares, amigos que ya no están y sienten un miedo o intentan llegar a un acuerdo con la muerte.
Uno de los temas retratados en “Nomadland” es que entre más envejeces, más difícil se te hace conseguir un trabajo y si no tienes un trabajo y si no tienes trabajo, no tienes dinero. Envejecer es difícil y es algo en lo que siempre pienso. No todos tienen el privilegio de tener un buen salario y jubilarse con buen dinero y muchas veces, aunque tengas todo eso, una crisis económica puede quitártelo. La vida es compleja. ¿Qué se supone que hagamos en una situación así? La mayor parte del tiempo lo utilizan los nómadas para arreglar sus vehículos y enfrentarse a su futuro de manera independiente y hay varias situaciones en la película en la que Fern tiene que entender eso. También se nos presenta la otra cara de la moneda, una familia que quiere aceptar a Fern, pero ella no quiere. Puede ser su orgullo o el recuerdo de su exesposo que no la deja depender de los demás, pero la entiendes.
“Nomadland” de manera magistral logra meterse en tu corazón y suavizarlo, solo hay que darle la oportunidad. Es necesario decir que esta no es una película comercial de cine. Se siente como una película de festival, que cruza un drama personal con un estilo visual narrativo propio del documental. La directora Chloé Zhao logra plasmar la honestidad de la soledad y de una minoría de manera hermosa. Cada dialogo te deja pensando y aprovecha el tiempo a su totalidad.
Una de los elementos que llaman la atención del filme es su fotografía. Con un estilo documental logra enseñar la belleza de los diferentes tipos de paisajes rurales norteamericanos que te dan ganas de ir a visitarlos y de abrazar a cada nómada. En su mayoría el uso de la luz natural y objetivos de corta distancia focal te llevan a intimar con los personajes y a sentir mejor sus historias, es una belleza la cantidad de sensaciones que puedes tener solo viendo la película.
Obviamente, por estas razones, no es una película para todo el mundo, de hecho, podría pensar que la película solo es tan buena como tu aceptas que lo sea. Al tratar de un tema tan personal, puedes identificarte o puedes burlarte y decir que es una obra en la que no ocurre casi nada, porque a nivel guion no hay una gran transformación ni un gran clímax, pero eso se debe a que “Nomadland” se ve y se siente como poesía, la ves, la disfrutas y piensas en ella y en tu futuro como ser humano. Es muy buena si deseas salir del cine palomitero regular, el cual no es malo, pero no todo puede ser explosiones y exageración de lo fantástico.
Ver este tipo de películas me hace recordar lo amplio que es el espectro del arte cinematográfico. Por más que sepamos de historia del cine y de todos los géneros con los que se ha experimentado hay veces que tenemos que vivirlo y ya. Esta película no es única, ni su idea es la más original, pero es lo que necesitaba ver en este punto de mi vida.
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