Es difícil ser un artista en nuestra realidad y economía sin importar donde vivan. Ese estereotipo de que artista sufre y pasa hambre gran parte de su vida existe por una razón y esa es que normalmente es cierto. Para mi, como artista, lo vivo y quisiera que no fuera así, las maneras de subsistir es trabajando con el sistema para poder financiar los proyectos personales que me llenan. Esta historia puede ser de cualquier persona que vive la vida bohemia, pero el personaje al que seguimos esta vez tuvo una corta carrera, pero llegó a hacer un musical muy querido que pasó años en Broadway y que incluso llegó a los cines, “Rent”. Esta es la vida de Jonathan Larson, su fracaso al inicio y lo que nos cuenta de su vida en su musical “Tick Tick… Boom!”.
“Tick Tick… Boom!” Es un drama biográfico musical basado en el musical del mismo nombre escrito e interpretado originalmente por Jonathan Larson, pero que ahora, en su versión cinematográfica, dirige Lin-Manuel Miranda en su debut como director y con la actuación protagónica de Andrew Garfield (“Under the Silver Lake”, “The Amazing Spiderman” ) como Jonathan.
Puede que la mejor manera de describir este filme es como una reinterpretación y hasta tal punto una reimaginación del musical “Tick Tick… Boom!” de Larson combinándolo a su vez con retazos de sus vida que hacen referencia a lo que ocurrirá después del mismo. En esta película se muestra el performance de lo que es la obra “Tick Tick… Boom!” de Larson en el que describe como dentro de él escucha un tick tick de reloj, anunciando algo a lo que mucho tememos, en poco tiempo cumpliría 30 años. Un miedo real, Larson cree que la juventud se acaba y sus sueños se van con los 20s. La vida en el año 1990 en Nueva York no es fácil. La vida bohemia no puede con la realidad socioeconómica de la ciudad. Ha pasado 8 años escribiendo su primer musical mientras trabaja en un restaurante, pero no hay mucho dinero, solo menos de lo justo para sobrevivir. Por más que Larson esté intentando sacar a flote su musical, no lo logra porque la ciudad es exigente con su arte y por más de que se queje de que lo comercial no tiene originalidad ni alma o voz, su trabajo parece no llamar la atención o no ser entendido por los productores y el siente que su tiempo se acaba.
Spoilers, no logra hacer ese primer musical, solo logra contar su fracaso en “Tick Tick… Boom!”, pero deja grandes lecciones que son difíciles de aceptar para la vida del artista. Por más frustrado que Larson esté y obsesionado con su musical, ignorar a los demás por eso no vale la pena, por estar enfocado en lo suyo comienza a perder a sus amigos y a su pareja, solo se da cuenta de esto demasiado tarde. Esto es parte de la maldición del artista obsesivo, se vive de sueño en sueño. El retrato del Nueva York en el que vive Larson es real, una ciudad exigente, un apartamento en el que necesita roomates para poder pagar, todo sucio y una competencia agresiva para poder sobresalir. Definitivamente esta es la ciudad para triunfar, pero es la boca del lobo.
Uno de los temas más fuertes es la frase que le dice su agente a Larson cuando le presenta su musical y es que hay ideas demasiado grandes y si falla simplemente hay que seguir escribiendo. Nunca detenerse. Hay que tener más de una bala en la pistola y no rendirse. Esta misma lección la han dado mis profesores en la escuela de cine diciendo que una idea nunca es suficiente, no nos podemos obsesionar con una sola idea porque podemos ahogarnos por ella, hay que tener varias y nunca parar de escribir porque si no sale una, siempre se puede vender otra. Es difícil para cualquiera cuando uno se obsesiona con una idea o con un sueño, intentar arriesgarlo todo suena romántico y valiente, pero es muy peligroso y el 99% de las veces no se logra en el tiempo que quieres. ¿Cómo le dices eso a una persona que lleva 8 años trabajando en su idea sin parar? La siguiente frase que le dice su agente es que escriba algo sobre lo que sí conozca. La idea del primer musical de Larson es una ciencia ficción futurista y romántica, que sí, tiene alma, pero probablemente el mundo no estaba listo para algo así aún o puede que el mismo Larson no estuviera listo realmente. Ahora, en retrospectiva podemos ver que Larson siguió ese consejo y es lo que hizo en “Tick Tick… Boom!” contar lo que le sucedió de manera honesta y más o menos ficcionada porque esa es la naturaleza del musical.
Personalmente me impactó mucho cómo todo eso que vivió intentando hacer su primer musical se retrata en “Rent”, cosa que no se llega a discutir en esta película, pero si conoces el contexto de quién fue Larson, entenderás lo honesta que es la propuesta y como el boom del VIH llega a ser tan personal para el con todos sus amigos muriendo y el dolor a la vuelta de la esquina. La vida bohemia que él vive llega a ser uno de los grandes temas que relata en su último musical. Realmente Larson comenzó a escribir de lo que realmente conoce a fondo, su vida. Sus musicales son un reflejo perfecto de su personalidad y su existencia en la ciudad de Nueva York en tiempos difíciles.
Me encanta que los musicales puedan romper la barrera entre la realidad y lo fantástico con tanta facilidad. Creo que es uno de esos géneros en el que todo está normal y luego tienes a personajes volando y nadie se cuestionaría la veracidad de los hechos. Me parece fantástico estos elementos del mismo género y como Miranda logra jugar con ellos de manera tan perfecta en su debut como director. Es un hecho de que el tipo ha trabajado en películas, pero como actor o haciendo la música y parece que toda esa experiencia ha dado muchos frutos, a parte de que se nota el apego que tiene el director con la historia de Larson. Esta experiencia en el medio que tiene Miranda, lo lleva a poder tener un cast muy bueno comenzando por lo inesperado que fue para mí ver a Andrew Garfield cantando o la sorpresa de ver a las actrices de las hermanas Skyler de “Hamilton” en una escena.
Es interesante descubrir esta visión de Miranda también en lo estético. Desde el inicio se hace aparente que utilizará material que simula ser grabado con una handycam de los 90s algunas escenas para dar esa sensación de antaño y de intimidad, una calidad de video que solo se veía en esos tiempos y un par de años después. El resto de la película parece que emula un soporte de material fílmico en vez de uno digital aunque estoy casi seguro de que fue grabado en digital, lo logra de manera agradable a la vista y es lindo. La manera en la que las luces altas se difuminan y la emulación de grano baña la imagen le da un sentir orgánico que funciona de maravilla con la narrativa y las cualidades de la verosimilitud temporal de la narración.
Esta película es de fácil recomendar, más si conocen la muy famosa obra y/o adaptación en cine de “Rent”. La vida del artista frustrado se seguirá contando, en esta ocasión fue Larson y la situación social de los 90s en Nueva York. Son cosas para empatizar y recordar que esos tiempos anteriores al nuestro no son tan bonito como los pintan las series de ahora.
Pueden encontrar “Tick, Tick… Boom” en Netflix.
Trailer: