¿Qué pasa después? Algo que todos hemos pensado o escuchado en algún momento. En mi caso lo hice cuando terminé el experimento en cuarentena con Love, Death & Robots, debía decidir sobre qué escribir de ese punto en adelante. El problema era que binge watching series y películas en Netflix es algo que solo se me da de vez en cuando, y le huyo a los fandoms masivos, remakes, éxitos de box office y a la mayoría de las recomendaciones catalogadas como “brutales” por mis amigos. Ahora, si resulta que te identificas con algo de lo que mencioné, entonces, probablemente disfrutes de lo que quiero hablar por lo menos este mes: cortos independientes, y hoy hablaremos de The Gravedigger’s Tale, un cortometraje silente que me enamoró. Y es que les sorprendería la cantidad buenos y diversos estilos de cortometrajes que pueden encontrar en plataformas como Vimeo o Youtube, desde proyectos universitarios hasta trabajos por directores de renombre y muchos de estos trabajos galardonados en distintos festivales. La idea es poder disfrutar de diferentes géneros y estilos cinematográficos, pero principalmente quiero que descubramos nuevas historias que logran transportarnos a otro mundo. Cada semana vamos a explorar 1 corto hecho con stop motion y marionetas, una técnica que parece haber quedado en el pasado pero aún muchos utilizan, produciendo historias que nos llenan de nostalgia y alegría.
The Gravedigger’s Tale de la directora y animadora coreana Min-Young Ho es un corto que nos sumerge en la vida de una mujer joven, con una profesión de esas que a veces nos olvidamos que existen, solo porque sabemos que nadie en su sano juicio quiere hacerlo, porque es muy incomodo y realmente nadie quiere pensar en eso. Ella se encarga del cementerio de su pueblo, realiza cada una de las sepulturas, y lo hace todo sola. Siempre con una mirada de soledad y tristeza. En silencio cava el hoyo y justo antes de cubrirlo nuevamente con tierra, religiosamente enciende un incienso. Una de las cosas que más me maravilló de este corto es su fuerte referencia a la cultura asiatica, coreana en este caso, sus tradiciones y rituales. Como el encender un incienso para honrar un alma que se despide, que empieza un nuevo viaje, justo al atardecer. Cuando empecé a verlo no me esperaba los giros en la historia, ni los personajes que nos presentan luego, siendo el primero el espíritu de la muerte, que aparece caminando en el bosque, dando una serenata con violín a la mujer, con una máscara roja que cubre su rostro. Me sorprende cómo la melodía del violín hizo completamente innecesario cualquier diálogo a lo largo del corto. La atención a los detalles es algo que siempre vemos en el stop motion de marionetas, pero en esta los detalles que te ubican en una época específica, un momento del día en particular o en incluso las emociones de un personaje, son simplemente impecables.
Para mí, no hay nada de una historia que pueda hipnotizarme más que el uso de magia de algún tipo. Y lo que sucede en ese momento en el que el humo del incienso y la melodía del violín se cruzan, es algo en lo que pensamos a veces poco y a veces de más. ¿Qué pasa cuando morimos? ¿A dónde vamos? ¿Con quién vamos?. Realmente la historia no busca responder esas preguntas, solo nos dejan una conversación abierta, para que sintamos y pensemos lo que mejor nos parezca. Pienso que la representación de la muerte que vemos en este corto, es más como un viejo amigo, que viene a encontrarte para que caminen juntos a un nuevo lugar, solo eso, un nuevo lugar. Pero en medio de todo esto está esa mujer, sola, hasta que un día al parecer el pueblo comete un error y enviaron un cuerpo aún con vida. Y por un momento corto vemos otra cara de la mujer, vemos a alguien que cuida, que se desvela para bajar la fiebre de un enfermo, vemos a alguien encontrarle sentido a su propia vida mientras salva la de otro. Aquél hombre enfermo termina huyendo de miedo al ver a la muerte desde la ventana, mientras ella despide el alma de otro cuerpo en el cementerio. Cuando esto pasó, otra vez sola pensé, y realmente no imagine el viaje emocional que podría darme ver llorar a una marioneta.
Pero realmente ella en ningún momento estuvo sola, siempre la melodía del violín, cada atardecer al despedir un alma, cada noche para ayudarle a dormir. Te hace preguntarte, ¿Es capaz la muerte de enamorarse?. El final de la historia te permite interpretarlo como quieras, verlos caminar juntos en el bosque hacia el atardecer te deja muchas preguntas. Pero creo que The Gravedigger’s Tale logra lo que busco cuando veo un corto o largometraje, sentir, sean risas o lágrimas, sentir. Definitivamente es una historia que debes ver, disfrútala aquí.