Escrito por Enrique Kirchman
Hace un par de años, un amigo ⎯quizás 12 años menor que yo⎯ me comentó, muy emocionado, “man, ahora estoy tripeando las competencias de freestyle”, prácticamente invitándome a conocer ese mundo donde a él le parecía que había mucho talento. Este amigo solía ser skater, usar beanies y fumar marihuana; nada parecido a mi look mojigato y estándar, por lo que, tal vez, lo que para él era entretenido chocaba con mis ideales de pasar un buen rato. Y es que yo tenía este concepto erróneo, quizás algo avejentado también, de que los freestylers eran adolescentes rebeldes y problemáticos, de esos que las doñitas ven y cruzan la calle por temor a que les roben, que tienen aspiraciones en el mundo del rap y se reúnen en pandillas a improvisar en alguna plaza o parque ⎯como el Andrés Bello o el de Hato Pintado, donde ya, una que otra vez, los he escuchado⎯ y que la gente que no comparte su arte y estilo musical tiende a ignorar.
Fue con el cortometraje documental Panamá, Tírate un Free (2022) que pude entender un poco más de estas voces ⎯primordialmente pero no exclusivamente masculinas⎯ a las que, sin lugar a dudas, no nos hemos detenido a escuchar y prestarle la debida atención. No son delincuentes. No son pandilleros. No son buscapleitos. ¡Son artistas! Así lo deja claro el director Ángel Corro, quien se vale principalmente de los recursos de la fotografía y del montaje para dotar su narración de una estética urbana y callejera, ya sea a través de la variación en la textura de la imagen o en los movimientos de cámara en mano que, acompañados de las líricas originales de algunos de sus actores sociales y valiéndose de las modalidades documentales interactiva y de observación, construyen un relato que fácilmente me imagino siendo exhibido en el MTV de los años 80, cuando valía la pena MTV.
Panamá, Tírate un Free utiliza como hilo conductor una competencia de freestyle que se lleva a cabo en el Teatro Anita Villalaz, mientras se entrevista a algunos de sus participantes, promotores y organizadores que nos adentran en ese mundo, nos comparten sus códigos, sus estrategias y, sobre todo, dejan entrever la solemnidad con la que se lo toman, por más under que pueda ser considerado lo que hacen.
El documental explora la espacialidad en la que se mueven estos jóvenes. Estos espacios públicos que son visitados por miles de personas con diversas actividades a diario, pero del que los freestylers se apropian creando su propio hábitat o una especie de submundo delimitado por sus propios cuerpos, cuyo lema sigue el mismo de quien visita Las Vegas, Nevada: lo que sucede y se dice ahí, queda ahí. Parece un mundo sin reglas, pero las hay. Parece un mundo inculto, pero nada más lejos de la verdad. A través de las entrevistas hechas a artistas como Krosty o Aldahir, por mencionar a algunos de los actores sociales, Corro nos presenta al artista hablando de su arte, su lado más consciente y hasta intelectual; mientras que con las tomas de observación, donde la cámara asume el rol de testigo de lo auténtico y del tiempo presente, capta los momentos en que el freestyler, en medio de las rondas, le da rienda suelta a su alter ego que parece aprovecharse del automatismo de su ser mientras le roba conocimiento a su personalidad dual. ¡Es un verdadero talento!
La focalización de la narrativa documental no solo recae en los personajes masculinos, sino que también le da relevancia a las chicas que practican el arte. Chicas como Étnica, que tal vez no lo hacen con la misma violencia verbal ni con la intención de combates líricos como sí lo hacen sus pares masculinos, sino que lo utilizan, a lo mejor, con una intención o energía más poética, más espiritual, incluso, más autoconsciente.
Panamá, Tírate un Free le da un lugar visible a los chicos de barrio, al arte urbano y plantea una propuesta cinematográfica fresca y recargada de buena vibra para el cine panameño. Definitivamente, un referente de lo que fue el cine independiente panameño en 2022.
Pueden ver el cortometraje completo en el siguiente link: “Panamá, Tírate un Free”
Trailer:
