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Crítica: “Climax” Música y locura.

climax - poster

“Climax” es la más reciente película de Gaspar Noé (“Enter The Void”, “Irreversible”, “Love”). Por más reciente, me refiero al 2018. Wikipedia califica esta película como terror musical, yo por otro lado la puedo calificar como un art film de terror psicológico con mucha música.

Mis expectativas eran extrañas, contando solamente con la experiencia que tuve con “Enter The Void” hace unas semanas. Había escuchado mucho sobre Gaspar Noé, pero no me había sentado a revisar sus películas. Hasta tal punto, esperaba una obra conceptual y cruda con una pizca de psicodelia y la verdad, fue casi eso.

“Climax” cuenta la historia de un grupo de bailarines que celebran que es el final de algo y hacen una pequeña fiesta privada en un gimnasio. Lo que nadie sabía era que una persona, de manera secreta, le echó LSD a la sangría que bebían todos y quedó un grupo de bailarines muy drogados y todo comienza a colapsar.

Entiendo si ven la premisa como algo sacado del cuaderno de un universitario, pero aquí es donde la visión artística del director brilla más. En efecto, a nivel conceptual, “Climax” tiene más los pies en la tierra que “Enter The Void” pero es una obra más emocionante y fácilmente consumible y entendible para el espectador. Por encima, siento que lo único que tienen en común es el lenguaje sexual explícito que se utiliza, pero creo que eso es una marca personal del director, ya que me han dicho que “Love” es aún más explícita.

Entraré en spoilers. Esta película es más sobre la experiencia que la casi inexistente historia que cuenta. Este filme es una montaña rusa emocional. Comenzamos con una serie de entrevistas a nuestros personajes, son bailarines y algunos llevan una vida más sana que otros y luego comienza lo bueno. Una toma larguísima del grupo bailando una coreografía espectacular que viaja entre estilos de Vogue y Krump que muestra de manera asombrosa como es cada personaje y cual será el estilo de la película en su mayoría. Con un diseño de producción minimalista, pero a la vez elaborado, Noé utiliza las pocas piezas que tiene para el diseño de producción y las utiliza a su máxima expresión.

Luego del baile tenemos a todo el grupo dividido, todos en dúos, descansando y teniendo conversaciones sobre cómo se sienten sobre sus compañeros y sus frustraciones sexuales. Este es el punto en el que todo se vuelve muy loco. Comienza la última toma de la película. Una sola toma que dura 42 minutos. Todo el segundo y tercer acto ocurre aquí. Una hermosa caída a la locura y caos colectivo impulsado por un alucinógeno no esperado y que demuestra que en durante el caos, la razón no cuenta, sino el pensamiento de locura colectivo. Toda decisión deja de ser analizada y comienzan a tomarse decisiones sin sentido ni fundamento. De manera progresiva vamos siguiendo a diferentes personajes por sus viajes individuales y vemos como el grupo se desmorona poco a poco.

Hay dos áreas más en las que esta película brilla. Una de ellas es la banda sonora que se siente como una música diegética que nunca para, aunque existan cortes y el tiempo pase. Se crea esta ilusión de atemporalidad dentro del filme. La otra área que llega a brillar por su excelencia y la que quedó siendo mi favorita, fue la fotografía. La iluminación perfecta que acompaña el lugar, con una falta de sentido en situaciones. pero te la crees por completo ya que la situación no deja que despegues los ojos de la pantalla, esto lo juntas con movimientos de cámara que te dejan sin aliento. Tenemos una sección en la que el trip de alguien se vuelve tan malo que la cámara te hace el efecto de “Stranger Things” de girar la cámara sobre si misma dejando todo el lugar de cabeza y de regreso. La cantidad de emociones que te queda generando este filme es agotador. Los últimos 10-15 minutos los vivimos de cabeza en una pista de baila con el resultado del trip de las personas, cosa que nos lleva a un final donde vemos como la pasaron. Unos bien y otros muy mal obviamente, pero darse cuenta de que cada uno estaba en un mundo diferente es una cosa loca. Algo que tiene el director que hace en ambas películas que he reseñado es que le gusta hacer este plano que persigue a los personajes desde atrás y quedamos viendo la parte de atrás de una cabeza por largo rato y también movimientos que dejan a la cámara sintiéndose como un personaje. De alguna manera logra un comportamiento humano con la cámara y te sientes parte de la situación, pero no como espectador sino como personaje.

Investigando me doy cuenta que solo 2 personas del cast tenían experiencia actoral y que Noé no les dio un guion. Solo les dio el inicio y el final y de ahí fueron construyendo sus propios personajes e historias que van de punto a punto en la historia y llega a sentirse esa evolución orgánica de los personajes.

Con la experiencia de “Climax” me doy cuenta que Gaspar Noé no quiere hacer cine convencional y tiene ganas de llamar la atención. Se ve la utilización de recursos narrativos cuya finalidad es meramente lograr una reacción positiva o negativa del espectador y que salga diciendo algo como “no puedo creer esto” o “que loco está el director”. No sé como me siento respecto a eso. Eventualmente romperá la barrera de las temáticas y situaciones impactantes que puede plasmar y dejará de sorprender, dejando solamente conceptos que pueden llegar a ser complejos o muy simples en una narrativa pobre. Por ahora, la narrativa es lo mejor que tiene y la historia son las chispitas que pone sobre el helado.

Obviamente no es una película para cualquiera. No se la recomiendo a cualquier persona. Solo es para los que quieren meterse en un trip extraño o les guste el art-house. No es un cine fácil de consumir, pero es una gran experiencia que te deja en un estado de éxtasis mental.

Calificación

Trailer:

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