Panamá

Crítica Panameña: “Me Dicen el Panzer” y el calor de la cancha de fútbol

Me DIcen el Panzer - Poster

¡Qué bueno es tener películas panameñas en el cine! Hace un par de semanas tuvimos el estreno de “Tumbadores” y ahora llega “Me Dicen el Panzer”, un propuesta totalmente diferente, demostrando que en el país tenemos un sin fin de sabores en lo que a realización cinematográfica se refiere.

“Me Dicen el Panzer” (2024) es un biopic sobre la vida de Rommel Fernández y la ópera prima de Rodrigo Quintero Araúz quien ya ha ido mostrando su voz de cineasta dirigiendo diversos cortometrajes como “Estanislao” (2021) o “Entropía” (2016), pero su experiencia no termina en la dirección sino que es visto de igual manera en la asistencia de producción, continuista y asistencia de dirección.

“Me Dicen el Panzer” es un vistazo rápido a la vida del icónico futbolista panameño Rommel Fernández, un chico nacido en El Chorrillo, un barrio pobre de Panamá que jugando fútbol llega a ser parte de importantes clubes de fútbol en España.

Entré a esta película sin saber casi nada. Yo lo único que sabía de Rommel Fernández es que tenemos un estadio con su nombre y que jugaba fútbol, a parte de eso, mi conocimiento de lo que podría ser cultura popular era totalmente nulo. Para mi sorpresa, esta no es una película que se centra en el fútbol, como sería esperado, sino en la relación que tiene Rommel con su familia y sus allegados. Principalmente es la relación de Rommel, su hermana y su madre, un trío que se necesitan los unos de los otros para poder sobrevivir y cuando Rommel tiene la oportunidad de salir del barrio, esto se vuelve más difícil aún.

Personalmente lo que me cautivó de manera automática fue la dirección de fotografía. Y es que aquí sucede algo muy interesante sobre la manera en la que luce Panamá, por lo menos en sus escenas de exteriores de día. “Me Dicen el Panzer” ignora esa tendencia hollywoodense de luces suaves y estilizadas que buscan embellecer al personaje y opta por una dosis de realidad panameña, luz dura de sol de mediodía con sombras muy marcadas. La película está llena de sombras fuertes y contrastes por todos lados, marcados en el piso por los techos de los edificios, las caras, los contraluces fuertes, es una película que grita sol caribeño y sudor por todos lados. Obvio, no siempre es así, pero en su mayoría se mantiene, incluso en los interiores vemos mucho contraste que es típicamente producido por las luces fluorescentes de las casas de antes.

La dirección de arte es sorprendente también. La creación de la casa de Rommel y la cancha de fútbol parecen sacados directamente de los ochentas con esa estética gastada y de poco mantenimiento que es tan común en el barrio al igual de todo el vestuario con esos shorts super cortos de la época. A la vez me hace sentir un poco extraño porque la película hace que me de cuenta que el barrio de El Chorrillo nunca cambió. En estos tiempos sigue igual solo que puede que más peligroso.

Esta hermosa cápsula del tiempo sigue sufriendo las mismas cosas que el cine panameño ha sufrido desde hace mucho: las actuaciones. Ya hemos hablado varias veces de esto y no es culpa de los directores ni realizadores, nos hace falta tiempo y camino para poder tener actores de cine que hagan un buen trabajo. Aunque el casting, físicamente, es muy bueno, el nivel actoral que tienen te llega a sacar bastante de la obra y le baja el nivel al texto. Creo que en Panamá necesitamos construir actores que sepan actuar para cine en vez de tener que recurrir una y otra vez a actores naturales a los que les ponen una cámara enfrente y se les olvida cómo ser ellos mismos. Esto hace que la manera en la que se entrega el texto se sienta falso y carezca de la idiosincrasia panameña y lo que pasa en esta película es que se nota tanto la presencia del texto que las palabras se sobre pronuncian y quedas sin acento o sin ese flow panameño que tenemos. Muchos panameñismos sin panameñidad. Ahora, las actuaciones no son el fin del mundo. Los personajes visualmente lucen tan convincentes que hace que la obra se deje disfrutar muy bien.

“Me Dicen el Panzer” es una película que parece que sufrió más que todo por su proceso de post-producción. Un montaje apresurado que no es tan constante a lo largo del metraje y muchos detalles de sonido que parece que le faltó maduración. Es una película en la  que se ve claramente un gran amor y dedicación en el proceso de rodaje, pero podía beneficiarse de un par de meses más en pulir la obra y que brillara como debe hacerlo. No sé si era la copia que tenía el cine al que fui pero en medio de la película hay un plano en el que se ve el micrófono entrando y saliendo del plano o un título en el último plano de la película que se ve entrando y desapareciendo rápidamente para volver a entrar bien sobre pantalla negra. Son detalles que aunque sean cosa de 1 o 2 segundos llegan a influir en la manera en la que se percibe la película de manera general.

A fin de cuentas, la importancia de “Me Dicen el Panzer” es grande. Es de los pocos biopics que tenemos y que a la vez cuenta con una voz autoral del director bastante marcada. Se ve claramente que en la mente de Quintero hay algo buenísimo cocinándose y que en las circunstancia adecuadas tiene la capacidad de crear una obra única, llena de color y personalidad. Hay que seguirlo de cerca porque es de las mentes que más promete en el cine panameño.


Trailer:

Related Articles

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Back to top button