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Crítica: “C’mon C’mon” y la belleza de entender la vida

C'mon-C'mon - Poster

Pocas veces uno se encuentra con películas que logran describir algún aspecto de la vida de manera honesta. Hay películas que lo logran como lo es “The Worst Person in the World” o “Frances Ha”. Hace unos meses me encontré con “C’mon C’mon”, pero no la vi y la dejé esperándome hasta ahora y creo que eso está bien porque este es el momento preciso en el que la necesitaba.

“C’mon C’mon” es un drama del 2021 dirigida por Mike Mills (“20th Century Woman”, “Beginners”), producida por Be Funny When You Can y distribuída por A24.

De manera resumida, “C’mon C’mon” cuenta una pedazo de la vida de Johnny (Joaquin Phoenix“Signs”, “Joker”), un hombre que hace reportajes para la radio, y por cuestiones de la vida queda cuidando a su sobrino Jesse (Woody Norman) ya que su madre debía cuidar a su esposo. Johnny es un hombre soltero, con pocos amigos y un poco extraño que aprenderá mucho sobre los niños, cómo piensan, cómo se desarrollan, como crecen y a la vez aprenderá cosas de él mismo en una aventura emotiva que sin duda hará explotar el corazón de más de uno.

Desde el inicio del filme, lo más impactante es su estética. Un blanco y  negro de bajo contraste que rapidamente recuerda a la obra de Noah Baumbach “Frances Ha” y no es la única particularidad que compartirán ya que parece que la ausencia de color, eleva el valor y/o la conexión emocional que el espectador puede tener con los personajes. Johnny siendo un tipo normal cuya vida gira alrededor de su proyecto actual el cual es entrevistar a adolescentes y niños preguntándoles sobre su futuro y que piensan de los adultos, temática que se maneja paralelamente con los sucesos en su vida.

Aunque el filme parezca no tener una historia o hilo narrativo específico, sí camina por varias subtramas que amarran todo. La aventura en la que están Johnny y Jesse es solo una parte, también hay líneas narrativas muy interesantes como la relación de Johnny con su hermana y madre de Jesse, Viv (Gaby Hoffman“Crystal Fairy and the Magical Cactus”, “Veronica Mars”), quienes se han separado porque aunque sean hermanos tienen una visión de la vida muy contraria, lo cual se hace aparente por cómo asimilaron los últimos días de su madre. Por otro lado está la relación de Viv con su esposo con dificultades psicológicas, Paul (Scoot McNairy“Once Upon a Time in Hollywood”, “12 Years a Slave”). La dureza de las relaciones a partir de dificultades mentales o la muerte tienden a tomarse de manera muy melodramática en el cine, pero al mejor estilo de Mills, logra que se sientan como un momento real y doloroso, no como una dramatización. Es una película que logra hacer que sientas y eso es lo más hermoso.

Sobre la aceptación de los sentimientos

Es posible que a todos nos haya tocado pasar tiempo con un niño alguna vez. Es posible pensar que los niños no saben nada y que probablemente olviden todos los traumas de pequeño, pero en el fondo sabemos que esos traumas no se olvidan y que los berrinches, los llantos y las risas quedan marcadas y guardadas en algún lugar del alma humana, formándonos. Esa es una de las grandes lecciones que da Mills en “C’mon C’mon” una manera real para que los adultos se den cuenta de que en la infancia uno no es tan ignorante y que probablemente los niños tengan las prioridades mejor marcadas que nosotros los adultos aburridos.

En su gran final hay un momento de ira, confusión y caos entre ambos personajes en el que Jesse no entiende por que su aventura con Johnny debe acabar y Johnny le dice una frase que mi esposa me dijo hace mucho tiempo “Está bien no estar bien”. Una interacción basada en la aceptación de las emociones, algo que nos falta a muchos. Posiblemente esta negación sentimental pueda venir por cultura y ese pensamiento de que los hombres no lloran o que llorar está mal, pero la verdad es que llorar está bien, aceptar que una persona está mal, está bien. Darte cuenta de que puedes ser vulnerable está bien. Sí, crecer es una porquería, pero estamos todos juntos y deberíamos aceptarnos en nuestras victorias y derrotas, nuestras alegrías y tristezas. Crecer físicamente es inevitable, pero puede que psicológicamente no deberíamos olvidar ser niños.

Es posible que esta conexión emocional sea por su uso del blanco y negro, su banda sonora y su mezcla de sonido porque Mills logra una poner los ingredientes en su sitio ideal. El blanco y negro te deja con planos increíbles en lo que el claro-oscuro es lo que talla a los personajes haciéndolos sentir vulnerables. La banda sonora que en momentos va por la música clásica es caóticamente hermosa y de la misma manera que este tipo de música irrumpe sus propios movimientos, se manejan los cambios emocionales de la trama. Creo que una de las bellezas de “C’mon C’mon” yace en la utilización del sonido directo para entrar en la psiquis del personaje. Al Johnny estar siempre con su equipo de grabación de audio, que en momentos es utilizado por Jesse, tenemos estos momentos en los que escuchamos con gran atención lo que capta ese micrófono, entendiendo a qué le presta atención el personaje y cómo está enfrentando y entendiendo su entorno.

Conclusiones

“C’mon C’mon” puede ser la mejor película del 2021 a mi parecer. Con todo y que en mi top del año siguen estando “Censor”, “Spencer” y “Titane”, todas ignoradas por los premios de la academia pero galardonadas en mi corazón, que eso es lo más importante al final. No dejen que unos premios definan lo que es bueno o no, cada quién puede disfrutar del cine como quiera.

Este filme es excepcional. Emocionalmente te llena, visualmente te enamora y sonoramente te hipnotiza. Creo que es de esas películas que iré repitiendo una y otra vez a lo largo de mi vida para recordar siempre que está bien no estar bien y que hay que aceptar que la vida a veces es dura, pero eso no puede ganarnos de ninguna manera. No tengan miedo a ser raros.

Calificación

Trailer:

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